martes, 16 de febrero de 2010

VIII

El filósofo Alejandro Dolina reflexionó muchas veces sobre lo difícil de que el hombre moderno viva una verdadera aventura. Escribió algo así como que nuestras pobres anécdotas aburrirían a nuestros nietos. Que nos atragantamos con una aceituna o que una vez vimos un choque. Opinó que todos los inventos tenían como fin evitar los riesgos y por lo tanto la aventura. Para solucionar la escasez Dolina imaginaba una Agencia de Aventuras en la que uno podía contratar emocionantes paquetes que le aseguraban una vida plagada de peligros. Aún así el protagonista de su historia rechazó la oferta. prefirió quedarse en la seguridad de la rutina.
En nuestro caso las aventuras llegaron sin avisar. La realidad no preguntó.

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